No hay río más profundo que el que te rodea, y por él navego entre la bruma tratando de alcanzarte.
Nubes y claros delinean tu figura ante mis ojos, forjando mi deseo de abrazarte en la totalidad de lo infinito.
Se me antoja la luna mientras lloro mis penas; y ese río de lágrimas que atravesar no puedo, sin tener el sosiego de una palabra tuya,
hacen que huya, errante, atravesando mis miedos, dejando olvidados tus labios, tus ojos, el cielo.
Ése que alguna vez dibujamos juntos
cubriendo de luz y colores nuestros días.
Ése que hoy te toma en sus manos encadenando mi alma a este río de penas, a este sueño de ausencias, a esta dura condena.
Y ésa luna, engullida entre el río y el cielo
enseñándome el camino hacia ti.
Y yo aquí, siguiendo su imágen, atravesando mis miedos hasta volver a escucharte..
Al fin, el cielo será nuestro.
6 comentarios:
Para ausencia la tuya ¿Te habían secuestrado?
Me has traído una poesía sublime, llena de pasión y ternura, de las que te envuelven y te llevan al mseptimo paraíso.
Bienvenido seas Eduardo.
Un sabrazo.
Mi querida Tecla, casi has dado en el clavo...Entre la familia que viene para estas épocas y el trabajo casi no soy dueño de mis horas.
Aunque te diré es un gusto saber que estás siempre allí, acunando mis ausencias.
un sabrazo para tí también...
Bueno, mejor un abrazo....
Hola Eduardo cómo estás?
Sigo disfrutando de tus palabras intensas.
También quiero esa luna.
Cada uno de nosotros debe marcar ese gol..
Un abrazo
Liliana
Liliana, amiga, cuanto agradezco tu visita.
Si , cada uno de nosotros debemos marcarlo, pero la pregunta sigue siendo cuantos seremos capaces...
Un abrazo enorme al abrigo de la luna...
Eduardo no importa la cantidad, basta con que cada uno aporte la cuota diaria.
" El Todo"
Soberbio!!!!!!!!!!!!!
Acepto ese abrazo
Liliana
Es verdad Lili, llevas razón, cuidate y nos seguimos leyendo, amiga...
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