Carta a mi hija.

Has nacido de un sueño
entre llantos de alegría;
tanta luz contigo traías,
tanta paz, tanta ternura,
que hasta la noche mas oscura
en día la convertías.

Ojos enormes como el mar
pintados de celeste cielo
cuando los veo en las noches
mirándome sin consuelo
intento acunar sus sueños
de inocencia y desvelo.


Batallas he perdido
a lo largo de mis años;
mas la pérdida mas grande
que en mi vida he sufrido,
es la de no poder estar…
no poder estar contigo.

Así pasarán los días
pasarán inviernos y primaveras;
aquí esperaré que entiendas
aquí, con mi corazón en calma
que te llevo en mi alma
y en el alma tú me llevas…

Te Quiero.

Sensaciones

si un recuerdo te absorbe
y consigue que una lágrima escape de tus ojos,
recoge lo mejor de él y guárdalo en tu alma
y el resto no lo pierdas,
pues de él debes aprender todavía....

De la vida...

Qué gano con negarte, si ocupas hasta mis soledades,
porqué quiero olvidarte, si has dado sentido a mi sueños;
Sin tí el mar perdería su azul, el cielo sus estrellas,
si hasta la verde pradera se tornaría gris...
He de aprender a que estés sin pretenderte,
a leerte sin caer en tus letras
y a que me hables sin comprenderte;
a entender que eres distinta pero inevitable,
que por tí existo...
Sí, vida, soy rebelde.