Cielo y mar.
La noche se adentra por el horizonte mientras la brisa juega con las olas,
danzando entre su espuma.
Una charla
compartida entre vino blanco y caña; la vida en cuatro palabras y el mundo
en nuestras manos.
Por un
instante tu mirada detiene el tiempo, y me abstrae de lo real acariciando mis
sentidos, hasta que una sonrisa me devuelve al placer de tu compañía.
No hay
ausencias presentes; solo deseos y un desierto por sembrar….