viernes, 12 de febrero de 2010
Mara.
Mar de cielos,
laberinto de eternidades,
escurridizo se me antoja el destino
a la hora de encontrar refugio
en este desierto de soledades.
Mis silencios hablan de nostalgia;
mis palabras, vacías, ahogadas
por la necesidad de decir, sin confesar
la tristeza por tu ausencia,
hacen que me exilie en los recuerdos.
Tu voz resuena en mí lejana,
y ya no hablamos como antes;
que daría por verte crecer, por cuidarte;
que daría por mimarte…
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